martes, 7 de mayo de 2013

La Ascensión del Señor



Al ascender Jesús con tan inefable felicidad, llega ante el Padre y presenta en su persona las almas de todos los elegidos: las presentes que ascendían con él y todas
las que vendrían después, con sus obras, sufrimientos y méritos. Las que están ahora en pecado aparecían ante el Padre como serán cuando lleguen al ciclo. Las almas amantes y las que soportaron por Cristo muchas tribulaciones resplandecían en su Corazón con especial hermosura, las demás brillaban en el resto de sus miembros. El Padre celestial acoge a su Hijo con especialísimo amor y le dice: "Te concedo el torrente de todas las delicias que habías como abandonado al descender al destierro de este mundo, con plena potestad para que las comuniques a raudales a todas las almas que me has presentado unidas a ti".

El Señor Jesús presentó al Padre toda la pobreza, oprobios, desprecios y sufrimientos, todos los trabajos y obras de su Humanidad, como nuevo y original obsequio, nunca contemplado hasta entonces en el cielo. El Padre se compenetró con todo esto de tal manera, que parecía haberlo experimentado en su propia persona. Ofrece también al Espíritu Santo la fragancia del amor que ardía en su santísimo Corazón, por encima de todo lo que se puede pensar, y los siete dones del Espíritu Santo, como fruto sazonado. Sólo en Cristo realizó el Espíritu Santo todos estos dones de un modo total, según el profeta Isaías: Descansará sobre él el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría..

"Mira, he subido como triunfador glorioso y he traído conmigo todas tus cargas".

Comprendió por estas palabras, que él tiene presentes todas las necesidades y tribulaciones de los hombres, y triunfa gloriosamente luchando en nosotros  y a favor nuestro.

Añade el Señor como había dicho a sus discípulos Dios Padre ha concedido poder a mi Humanidad para hacer en el cielo y en la tierra todo lo que quiera: perdonar los pecados a los hombres, hacer frente
a los que les ponen insidias, inclinar mi divinidad hacia ellos según todas sus indigencias.

 

De las revelaciones de Santa Matilde “Libro de la gracia Especial”

 

 

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